Alerta mundial: Estados Unidos se prepara para atacar Venezuela
Esta movida diplomática, cargada de tensión, presenta a Maduro tres escenarios inminentes: facilitar la cooperación estadounidense para desmantelar estructuras criminales, dimitir de su cargo o enfrentar la posibilidad de una intervención militar.

El anuncio de una conversación muy específica entre el entonces presidente Donald Trump y Nicolás Maduro fue interpretado por altos funcionarios de Washington como un ultimátum que acorrala al líder venezolano.
Análisis crítico: la justificación legal y la negación de caracas
La administración republicana justifica la escalada basándose en la presunta vinculación del régimen venezolano con organizaciones delictivas transnacionales. El paso clave en esta estrategia fue la designación del Cártel de los soles como grupo terrorista por parte del Departamento de estado. Esta decisión no es menor, ya que amplía significativamente el marco legal para que Estados Unidos ejecute operaciones directas contra esta organización y contra cualquier entidad o persona que la proteja, incluyendo, implícitamente, a estructuras estatales venezolanas.
La respuesta de Maduro fue de rotunda negación, calificando las acusaciones como una absoluta patraña y rechazando cualquier conexión con cárteles, aun cuando se le vincula tanto al Cártel de los soles como al Tren de aragua con la órbita estatal. Esta negación cierra las puertas a la primera opción planteada por el ultimátum cooperación, lo que incrementa el peligro de las opciones restantes.
Tensión en aumento: el rol de la CIA y la denuncia de Venezuela
La autorización de Trump a la CIA para llevar a cabo operaciones encubiertas en territorio venezolano marca un endurecimiento de la política exterior que busca, según fuentes de la Casa blanca, forzar un replanteo del poder y obligar a Maduro a negociar bajo condiciones más estrictas.
La utilización de operaciones encubiertas por una agencia de inteligencia extranjera aumenta la inestabilidad interna y la presión sobre el gobierno de caracas.
El gobierno venezolano, por su parte, endurece su propio discurso y acusa a Washington de un intento directo de desestabilización.
La inminente conversación específica entre los líderes se perfila como el punto culminante de esta confrontación, un momento decisivo que podría determinar si la presión se mantiene en el ámbito diplomático o si se produce un salto hacia un conflicto de naturaleza militar.
