20 de abril de 2024

Una mirada subjetiva de la sexualidad en tiempos de pospandemia (Parte I)

En tiempos de pandemia, no sólo la pandemia es lo importante. Existen otros aspectos de la vida del ser humano que la pandemia afectará (o ya afectó) Tales como la vida familiar, laboral y relacional y por sobre todas las cosas aquellos que conciernen al ámbito personal y de la  intimidad como lo es la sexualidad. Parecería que ese es el pensamiento del profesor Andrés Martínez* quien con pulida sapiencia pone sobre el tapete de la discusión la sexualidad en tiempos de pos-pandemia y lo hace desde un enfoque actual, legal y con basamento bíblico. En esta primera entrega, nos pondrá en situación con una breve reseña de la nueva realidad que vive el mundo, visibilizará el panorama contextual de la salud sexual en nuestro país y nos introducirá en el tema desde una mirada subjetiva.

La pandemia del momento denominada COVID-19 ha modificado rotundamente la agenda individual y colectiva del ser humano en todo el orbe. Han pasado aproximadamente siete meses de la aparición del virus y  las autoridades que  gobiernan las naciones han tomado medidas preventivas y oportunas con base en el aislamiento social y obligatorio a modo de reducir el contagio que se potenció dejando, aproximadamente, miles de muertos en menos de un mes en el continente asiático, zona geográfica en donde se originó el virus.

Indefectiblemente los cambios en los estilos de vida del hombre han dejado de ser una proyección y pasó a ser una vivencia cotidiana en donde los hábitos humanos sufrieron trasformaciones significativas de forma integral.

Argentina, por supuesto, no quedó aislada de este fenómeno viral. Desde el veinte de marzo del corriente año, las acciones gubernamentales resonaron en los medios con el advenimiento inevitable de la cuarentena, periodo en que se prevé que los casos de contagio y portación del virus se disipen o cesen, respectivamente.  En este orden, los efectos de la medida nacional comenzaron a entonar varias melodías que supusieron un cambio inmediato de muchas costumbres, como ser: cierre de establecimientos educativos, deportivos, religiosos, industriales, administrativos y demás instituciones que aglomeran un número importante de personas en horarios de circulación habitual. Con la suspensión de estas actividades, las labores humanas se instalaron en los hogares de todo el país. Si bien es cierto ello es una consecuencia del aislamiento decretado, no podemos acortar la vista y negar que los cambios en las familias argentinas comenzaron a tener repercusiones de toda índole, algunas favorables y otras muy complejas y de mucha tensión. Todo lo que está sucediendo en el mundo y en nuestro país, traerá cambios fortuitos y, en algunos casos, devastadores. Se avizora una economía pos pandemia más restringida con mayor desigualdad socioeconómica y una creciente inestabilidad laboral, incluso se estima que las consecuencias económicas serán más importantes que la de la crisis del 2008. De hecho, las empresas y mercados mundiales ya empiezan a repensar las nuevas formas de producción y consumo como consecuencia de la recesión no vista desde la Gran Depresión[1].

En materia laboral desde la aparición del COVID-19 y en consecuencia de las medidas de paralización total o parcial, los efectos en la producción fueron singulares con casi 2700 millones de trabajadores suspendidos, es decir: que alrededor del 81 por ciento de la fuerza de trabajo mundial se devastó. A la fecha, se estima que habrá una perdida exponencial de 195 millones de empleos en solo 3 meses, en América Latina[2].

En el orden social, los hábitos del hombre se verán comprometidos en su modo de actuar, dialogar, vincularse e integrarse con sus pares. El aislamiento en el hogar, para muchas personas fue catastrófico y estresante en cuanto a las formas de convivencia. Antagónicamente, hubo casos en que confinarse en los hogares fortaleció relaciones matrimoniales, el vínculo con los hijos y porque no, hubo una manera distinta de cooperación con los pares.

Para cuando termine el aislamiento, cada persona volverá a integrarse a las instituciones y a los distintos puestos de trabajo y el panorama de reintegro tiene dos aspiraciones: por un lado, cada quién volverá a ser y actuar con su par como lo hacía previo al aislamiento. Mientras que otro grupo de personas modificará por completo su vínculo; mayor prejuicio, aumento de la indiferencia, menor solidaridad, mayor egoísmo y un temor generalizado por las cicatrices que habrá dejado la pandemia en el consiente del individuo.

En materia política, la popularidad de prácticamente todos los líderes mundiales experimenta un alza, durante la pandemia, que difícilmente podrían haberse logrado en condiciones normales. Esto no es una sorpresa, por ejemplo,  luego de los ataques a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, el índice de aprobación del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, escaló hasta el 85%, con un pico de 92%. Lo singular de la situación actual es que, tal vez por primera vez en la historia, estamos frente a un escenario en donde mandatarios de distintas partes del globo cosechan estos beneficios al mismo tiempo.

Esta revolución política que se está viviendo, en términos de imagen de los líderes mundiales, puede sostenerse pasado el aislamiento social y la comunidad popular tendrá una mirada hacia sus gobernantes menos idealizada y con una posición crítica más definida en donde el apercibimiento ideológico político quedará relegado casi por completo.

Se puede avizorar una lista de áreas que sufrirán modificaciones en lo inmediato, pero quisiera ensayar dos postulados que serán parte de la sexualidad humana pos pandemia, pero previamente estableceré un panorama contextual de la salud sexual en Argentina.

Si bien la sexualidad no es un tema menor en todo este acontecimiento inédito que atraviesa la humanidad, no debemos descuidar sus alcances y sus posibles manifestaciones sociales una vez finalizado el aislamiento. Para situar a un nivel micro partamos del territorio argentino, nación que ha logrado una diversidad de leyes en torno a los derechos sexuales y reproductivos desde el año 2002, en donde se promulgó la normativa nacional 25.673 denominada Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.

Desde entonces, las leyes en materia de derechos sexuales fueron, escalonadamente, instalándose en la sociedad argentina con la impronta notable de la ley 26.150 designada como Educación Sexual Integral. (ESI). A raíz de estas celebres normativas, argentina fue un país permisible a la:

Ley Nº 26529 Derechos del Paciente.

Ley Nº 26.485 Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales

Ley Nº 26.743 Identidad de Género

Ley Nº 26.618 Matrimonio civil

Ley Nº 26.862 Fertilización Asistida

Ley Nº 26.130 Anticoncepción quirúrgica

Ley Nº 26.150 Educación Sexual Integral

Ley Nº 23.798 Nacional de Sida

Ley Nº 25.543 Ofrecimiento de testeo para VIH a embarazadas y resolución N° 55 E/2017

Ley Nº 26.061 Protección integral de Niños, Niñas y Adolescentes

Ley N° 25.273 Régimen Especial de Inasistencias Justificadas por razones de gravidez para alumnas

Ley Nº 25.808 Derecho a seguir estudiando de las adolescentes embarazadas o que son mamás o papás

Ley Nº 25.929 Derechos de padres e hijos durante el proceso de nacimiento

Ley N° 23.592 Actos discriminatorios

Ley N° 26.994 Código Civil y Comercial de la Nación

Todas y cada una de estas normativas representan las dos caras de una misma moneda: la ideología de género. Precursora sutil de cada decreto que llegó a instalarse en los establecimientos educativos como una perspectiva alterna al diseño binomial de la sexualidad natural; hombre y mujer.

Los decretos establecidos en estos últimos veinte años fueron la génesis de muchos cambios en la forma de pensar la sexualidad, llegando al punto de considerar que las emociones se superponen a la naturaleza biológica del ser varón y ser mujer, sin importar los daños colaterales que esta noción trajo en la mente de los infantes. Sumado a estas vicisitudes, no podemos evadir la intencionalidad abortiva que tuvo un sector de las organizaciones informales de argentina en complicidad con los organismos internacionales, al querer legalizar el aborto como una práctica éticamente correcta de la medicina moderna y así lograr un mejor bienestar en la salud sexual de la mujer en detrimento hurtativo del niño por nacer.  

Situación que a la fecha, no se legalizó. (Continuará)

[1] Kenneth Rogoff economista y profesor en Harvard

[2] BBC News Mundo por la pandemia, el alarmante informe de la OIT (y cómo afectará a América Latina)

*Profesor Andrés Martínez; Miembro de la Iglesia Evangélica Movimiento Cristiano y Misionero; Coordinador provincial de Docentes del Reino “ADORA” Argentina; Santiago del Estero-La Banda.

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